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Quieres Triunfar? Prepárate para el Fracaso.

El jugador de fútbol Kyle Rote Jr., dijo: «No tengo dudas de que hay muchas formas de ser un ganador, pero en realidad hay solo una forma de ser un perdedor, y esta es fracasar y no ver más allá del fracaso». La forma en que una persona ve el fracaso y lo enfrenta, sea que tenga o no la capacidad para ver más allá y mantenerse triunfando, impacta cada aspecto de su vida. Pero esa capacidad parece difícil de adquirir. La mayoría no sabe por dónde empezar para lograrla.

Aun a la gente positiva le cuesta aprender a ver positivamente los fracasos. Por ejemplo, yo tengo fama de ser muy positivo. Pero no siempre he podido transformar mis fracasos en victorias. Porque no siempre he estado adecuadamente preparado para hacerlo.

Estar preparado no es algo que hayan querido enseñarme en el aula. Y los niños de ahora tampoco lo saben. Realmente, a menudo el ambiente de la escuela refuerza los peores sentimientos y expectativas sobre el fracaso de las personas. Echemos una mirada a mis anteriores actitudes hacia el fracaso, y veamos si su experiencia es la misma mía:

1. Tenía miedo fracasar. Una experiencia que tuve en la universidad, junto con la forma que reaccioné a ella, es típica de lo que muchos estudiantes enfrentan. El primer día de mi primer año en la universidad, el profesor entró a la clase de historia de las civilizaciones y con energía, dijo: «La mitad de ustedes no aprobará esta clase». ¿Cuál fue mi primera reacción? ¡Miedo! Hasta entonces, nunca había tenido un fracaso en mis estudios. Y no quería empezar ahora, de manera que la primera pregunta que me hice fue: «¿Qué querrá el profesor?» La universidad se transformó en un juego que yo quería ganar.

Recuerdo que una vez memoricé ochenta y tres fechas para un examen porque mi profesor creía que si se podían citar fechas era porque la materia se dominaba. Conseguí una A en ese examen, pero tres días más tarde, había olvidado toda la información. Me las arreglé para evitar el fracaso que temía, pero en realidad no logré nada.

2. No entendía eso de un fracaso. ¿Qué es un fracaso? Cuando era niño, yo creía que era un porcentaje. Menos de sesenta y nueve significaba fracaso. Setenta para arriba significaba éxito. Ese pensamiento no me ayudó. El fracaso no es un porcentaje ni un examen. No es un hecho aislado. Es un proceso.

3.

No estaba preparado para el fracaso. Cuando me gradué de la universidad, lo hice entre el cinco por ciento mejor de la clase. Pero eso no quería decir nada. Había jugado con éxito el juego de la escuela y había absorbido un montón de información. Pero no estaba preparado para lo que me esperaba más adelante.

Me di cuenta de eso en mi primer trabajo. Como pastor de una pequeña iglesia rural, ese primer año trabajé durísimo. Hice todo lo que la gente esperaba de mí, y un poco más. Pero para ser sincero, me interesaba tanto conseguir personas que simpatizaran conmigo como en ayudar a los demás.

En esa iglesia se acostumbraba a que cada año los miembros votaran para decidir si reelegían a los líderes o no. Muchos de los líderes que yo conocí a través de los años apreciaban contar con que ellos habían sido confirmados por unanimidad en sus cargos. Mis expectativas eran altas mientras me preparaba a recibir mi primer respaldo por unanimidad. Imagínense mi sorpresa cuando se contaron los votos: treinta y uno a favor, uno en contra y una abstención. Eso me dejó anonadado.

Cuando llegué a casa esa noche, llamé a mi padre, quien era un pastor veterano, ex superintendente de distrito en la denominación, y presidente de una universidad.

—Papá—le dije—, no puedo creerlo. Trabajé tan duro para esa gente. He hecho todo lo que he podido.—Estaba a punto de echarme a llorar—. Alguien que votó contra mí quiere que me vaya de la iglesia. Y una abstención equivale a un no. ¿Debería renunciar y buscar otra iglesia?

Para mi sorpresa, escuché una gran risa al otro extremo de la línea.

—No, hijo, quédate donde estás—me dijo mi papá todavía riendo—. Es probable que nunca vuelvas a obtener una votación tan buena como esa.

UN NUEVO RUMBO

En ese momento me di cuenta cuán irreal era la opinión que tenía del éxito y del fracaso. Si algo había hecho la universidad, había sido reforzar mis nociones erróneas sobre el fracaso. Y al ayudar a través de los años a líderes a crecer y desarrollarse me he dado cuenta que la mayoría de las personas están en el mismo bote.

En la revista Leadership (Liderazgo), J. Wallace Hamilton afirma: «El aumento de los suicidios, alcoholismo e incluso algunas formas de quebrantamientos nerviosos es evidencia de que muchas personas se están preparando para el éxito cuando deberían estarse preparando para el fracaso. Fracasar es mucho más común que triunfar; la pobreza está más generalizada que la riqueza; y la desilusión es más normal que los logros».

¿Prepararse para fracasar? Este es un concepto tremendo. Quiero que aprenda cómo mirar con confianza la posibilidad de fracasar y trabajar para transformar ese fracaso en victoria. Porque en la vida, la pregunta no es si vamos a tener problemas, sino cómo vamos a enfrentarlos. ¿Vas a transformar tus problemas en victorias, o vas a dar un paso atrás?


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